LAS LETRAS CHIQUITAS EN LOS CONTRATOS DE CRÉDITO

LAS LETRAS CHIQUITAS EN LOS CONTRATOS DE CRÉDITO.

Hablar de letras pequeñas en los contratos, es una manera común de referirnos a aquellas cláusulas que realmente están ahí (con el mismo tamaño de letra que las demás), pero que rara vez se leen, ya sea por pereza o simplemente porque asumimos que no las entenderemos.

No obstante, ningún pretexto nos exime de cumplir con lo que contratamos y, por ello, nunca debería dejarse sin revisar y cuestionar cada cosa de un contrato que tengamos enfrente para firmar.

Respecto a los contratos de crédito por ejemplo, es común que lleguemos a instituciones financieras o de préstamo, con la intención de solicitar esa fuente de financiamiento. Los ejecutivos nos ponen muchas hojas enfrente, nos señalen los espacios a firmar y simplemente lo hacemos, pensando que por necesitar lo que nos darán, no hay forma de que nos “pongamos los moños”.

Si algún día te ha pasado esto, aun cuando hayas firmado el contrato, e incluso recibido el monto financiado por el crédito, ya con más calma, te invitamos a que leas los alcances del mismo y, sobre todo, lo entiendas, dado que este tipo de documentos van más allá de servir para no atrasarse en la fecha y recordarte el monto del pago, según lo acordado. 

Por ejemplo, existen casos en que los créditos, aun cuando se ofrecen a tasa fija, tienen cláusulas de incrementos en otros conceptos (fuera de la tasa) que pueden hacer que la proyección de pago que teníamos no sea la que realmente vamos a pagar, sobre todo años después de su inicio. De igual manera, en casi todos los créditos existen seguros que se pagan a la par de los mismos y ni siquiera entendemos sus alcances y consecuencias, pudiendo ser, por ejemplo, que un seguro de desempleo más que ayudarnos, nos perjudique.

Como decíamos, las tasas de interés son una parte esencial de los créditos, pues es de ellas de donde sacan la mayor parte de las ganancias, quienes los otorgan. Estas, por ley, deben ser conocidas y visibles para el consumidor; las encontramos con las siglas CAT (Costo Anual Total) y en ellas deben sumarse todos los montos a pagar durante el año, como la cuota anual, comisiones de apertura, seguros, etc. Sin embargo, la mayoría de la gente no sabe calcular este concepto; por lo tanto, desconocen cuánto les terminará costando el financiamiento y las repercusiones a su bolsillo en el futuro.

Para lo anterior, la recomendación es que al solicitar un crédito (incluso ya teniéndolo) se busque la opinión de expertos, quienes con sus conocimientos ayuden a explicar los alcances, beneficios, obligaciones y consecuencias que se tienen con motivo del mismo.

Con estas medidas, buscamos la certeza de que al final, un crédito sirva realmente para lo que fue solicitado y no genere más problemas que beneficios, debido al desconocimiento.

Evitemos que las instituciones hagan de las suyas, aplicando esas cláusulas, “con letras pequeñas” que nadie ve.

Por último, nos queda decirte que no estás solo, conocemos a quien te puede ayudar a revisar los pormenores de tu crédito y darte esa certeza:

 

Tulicenciado.com

Justino Ley

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